El trauma en los trastornos de la comunicación social

RESUMEN

El trastorno de comunicación social (TCS) es un diagnóstico del DSM-5 caracterizado por dificultades persistentes en el uso social del lenguaje verbal y no verbal, diferenciándose del autismo por la ausencia de intereses restringidos o comportamientos repetitivos. Estas dificultades afectan la interacción social, la adaptación a normas conversacionales y la comprensión de significados implícitos, como bromas o metáforas. El trauma, definido como una respuesta a eventos altamente estresantes, puede influir significativamente en la aparición y el desarrollo del TCS. Existen distintos tipos de trauma, como el agudo, crónico o complejo, y pueden derivar de abuso, negligencia, violencia o pérdida de figuras de apego. La interacción entre trauma y TCS es compleja, pues el trauma puede intensificar síntomas como la disregulación emocional y la dificultad en las relaciones sociales. Además, los pacientes con TCS suelen ser más vulnerables a sufrir experiencias traumáticas debido a sus dificultades comunicativas. La detección del trauma en estos pacientes es un desafío, ya que pueden tener problemas para expresar sus experiencias o emociones.

Se recomienda el uso de estrategias como la observación del comportamiento, el uso de material visual y la exploración de antecedentes personales y familiares. En la intervención terapéutica, se enfatiza la necesidad de adaptar la terapia a sus habilidades comunicativas, utilizando enfoques como la terapia cognitivo-conductual y la narrativa.

La meta es fortalecer su capacidad de comunicación y regulación emocional, ayudándolos a interpretar significados no literales y mejorar sus interacciones sociales. Se incluyen técnicas como juegos de rol, reconocimiento de emociones y desarrollo de habilidades conversacionales. La implicación familiar es clave para reforzar lo aprendido en terapia y favorecer una integración social efectiva.