Congreso Virtual Internacional de Psiquiatría, Psicología y Salud Mental - INTERPSIQUIS
del 19 al 30 de mayo de 2025

Contenido Acreditado
Atención médica y salud mental desde una perspectiva de género

 

MODERADOR DEL SIMPOSIO SWPA007:

Maria Soledad Olmeda García
España

 Hormonoterapia y Trastornos del Humor.
 Detrás de las Paredes: La Salud Mental de las Mujeres en el Sistema Penal
 Dificultades diagnósticas y retraso en el tratamiento en mujeres con psicosis; a propósito de una serie de casos
 Dependencia a los opioides en el tratamiento del dolor crónico en la mujer: a propósito de un caso

DESCRIPCIÓN


La salud mental de las mujeres ha sido tradicionalmente considerada más vulnerable que la de los hombres, atribuyendo esta diferencia a factores biológicos. Sin embargo, diversas investigaciones evidencian que peores condiciones de vida aumentan las demandas médicas, el malestar femenino y la enfermedad mental.

En la práctica clínica, se observa una tendencia notable a realizar un mayor número de diagnósticos de depresión y ansiedad en mujeres, lo que a menudo resulta en una mayor psiquiatrización del sufrimiento y con ello la medicalización del mismo, pero este fenómeno no se observa en los hombres (1). Esta visión sesgada se ve influenciada por modelos de masculinidad y feminidad predominantes, así como por fenómenos de desigualdad de género en el ámbito de la salud mental, como destaca el Informe SESPAS 2020 (2).

Las mujeres tienden a buscar atención en consulta por problemas de la vida cotidiana con mayor frecuencia que los hombres, debido a que no presentan dificultad en reconocer su malestar y solicitar ayuda, dado que tiene asumido el estereotipo de "sexo débil". Sin embaro, en lugar de encontrar un espacio de escucha y apoyo, es frecuente que les sean prescritos psicofármacos de manera inadecuada. De hecho, las mujeres reciben, a igual diagnóstico, el doble de antidepresivos y ansiolíticos que los hombres.

Esta tendencia hacia la medicalización del malestar social no solo desvía la atención de los problemas subyacentes, sino que tambien puede resultar en dependencia psicológica y efectos adversos derivados de los tratamientos. El sesgo de género es especialmente evidente en el caso de mujeres con síntomas físicos o dolor. Ellas suelen ser etiquetadas de trastornos psicológicos y tener menor credibilidad que los mismos síntomas en varones que suelen ser estudiados pra descartar causas orgánicas.

Pero si nos centramos en una enfermedad mental grave como la esquizofrenia, para la que las mujeres no suelen consultar, nos encontramos con un gran desconocimiento, ya que la mayoría de los estudios han sido realizados en población masculina. Esto lleva a la creencia errónea de que el desarrollo de la enfermedad es similar en ambos. Para autores como Riecher-Rössler  un enfoque sensible al género debería ser esencial, ya que ignorar estas diferencias puede retrasar tanto el diagnóstico como el inicio de un tratamiento adecuado en las mujeres y va a tener repercusión importante en su pronóstico.

No fue sino hasta 1990 que el National Institute of Health destacó la importancia de incluir un número adecuado de mujeres en ensayos clínicos, subrayando que el desarrollo y tratamiento de los problemas de salud no son universales y deben considerar las diferencias de género, asi como los aspectos psicológicos y sociales involucrados. 

Desafortunadamente las mujeres han sido excluidas de los estudios alegando razones biológicas. Por ejemplo, se pensaba que las fluctuaciones hormonales del ciclo menstrual podrían afectar los resultados de los ensayos. Pero la realidad es que existen importantes diferencias entre hombres y mujeres en factores fisiológicos, por ejemplo en el citocromo P450. El resultado de obviar esas diferencias es que si utilizamos las mismas dosis en ambos, exponemos a las mujeres a un mayor riesgo de reacciones adversas a medicamentos (RAMS) y diferentes estudios han constatado que ellas tienen una probabilidad de efectos adversos de 1,5 a 1,7 veces mayor que los varones.

Estas diferencias fisiológicas son fundamentales a la hora de prescribir opiáceos o benzodiacepinas puesto que ellas son mas sensibles a sufrir adicción y dependencia. Y tambien sabemos que las mujeres metabolizan los antipsicóticos de manera menos eficiente, hecho que no suele tenerse en cuenta en las indicaciones posológicas (4).

Desgraciadamente, aún estamos lejos de contar con estudios concluyentes que aborden la salud y enfermedad mental en mujeres. Existe un notable desconocimiento y un sesgo persistente en el diagnóstico y tratamiento del sufrimiento femenino, que debería abordarse con una perspectiva psicosocial y no exclusivamente médica.

El objetivo de esta mesa es revisar mediante algunos casos clínicos el abordaje y resultado de los problemas mencionados en esta introducción, en mujeres atendidas en nuestra unidad de hospitalización breve de psiquiatría.

 


BREVE CURRICULUM DEL MODERADOR


 Licenciada en  Medicina y Cirugía por la Universidad Autónoma de Madrid.

Especialista en Psiquiatría. Doctora en Medicina y Cirugía (SS cum laude) por la tesis doctoral: El Duelo en un Centro de Salud Mental leida en el año 2000 en la Universidad Autónoma de Madrid.

Máster en Sexualidad Humana por la UNEF.

Diplomada en Medicina del Trabajo por La Escuela Nacional del Medicina del Trabajo. Universidad Complutense de Madrid.

Especialista en Gestión de Calidad.

Coordinadora Asistencial de la Unidad de Hospitalización Breve para pacientes Psiquiátricos Adultos del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.

Exprofesora de Psiquiatría en la Universidad de Alcalá de Henares.

Profesora en Ciencias de la Salud en la Universidad Complutense de Madrid.

Tutora de Médicos Internos Residentes de Psiquiatría.

Entre sus temas de interés están el suicidio, el duelo, los trastornos disociativos, psiquiatría legal y enfermos mentales graves.

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COMENTARIOS


Quiero dar la bienvenida y agradecer especialmente a María Soledad Olmeda García por su labor como moderadora y por coordinar esta mesa de gran relevancia. Agradezco también a Diego Lara Barboza por su aportación sobre los retos de la hormonoterapia y su relación con los trastornos del humor, una cuestión clave para avanzar hacia un tratamiento más personalizado y ajustado a las diferencias de género. A María Rosa López Urbán, por visibilizar la realidad de la salud mental de las mujeres en el sistema penal, un ámbito donde el estigma y la desigualdad se suman a las dificultades clínicas. Álvaro Castro Arribas nos invita a reflexionar sobre las dificultades diagnósticas y los retrasos en el tratamiento en mujeres con psicosis, a partir de casos que ilustran la importancia de reconocer el sesgo de género en la práctica diaria. Y a Íñigo Torre de Silva Valera, por abordar el problema de la dependencia a opioides en el contexto del dolor crónico en la mujer, una cuestión que nos recuerda la necesidad de un enfoque más prudente y adaptado en la prescripción y el seguimiento. Espero que las aportaciones de hoy sirvan para ampliar nuestra mirada y avanzar hacia una atención en salud mental más justa, equitativa y sensible a las particularidades de cada persona.

Pedro Moreno Gea
Psiquiatría - España
Fecha: 27/05/2025



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