Alteraciones del sueño por el efecto del calor ambiental en preadolescentes

Artículo revisado por nuestra redacción
El trabajo, llevado a cabo por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y publicado en Environment International, evaluó los patrones del sueño en 3.340 preadolescentes (de entre 10 y 17 años) del estudio neerlandés Generation R y en 587 participantes (de entre 10 y 18 años) del proyecto español INMA.
Las características del sueño se midieron con un acelerómetro de muñeca (reloj que sirve para medir el sueño) y los parámetros analizados incluyeron el tiempo total de sueño, la latencia del mismo (tiempo que se tarda en dormir), el tiempo despierto tras el inicio del sueño y la eficiencia del sueño.
La somnolencia diurna se evaluó mediante cuestionarios autoadministrados, mayoritariamente en verano para Generation R y en primavera para INMA. Los resultados mostraron alteraciones en el sueño de los preadolescentes holandeses como consecuencia de las temperaturas elevadas nocturnas, pero no se observó en el caso de los españoles.
“El objetivo del estudio fue observar la relación entre la exposición a la temperatura durante la noche y la salud del sueño en preadolescentes de dos cohortes de nacimiento europeas (España y Países Bajos). Se ha demostrado que los factores estresantes externos, como la exposición a la temperatura, afectan al sueño, pero gran parte de la investigación se ha realizado en adultos, y solo un estudio en una población más joven utilizó acelerómetros.
Queríamos ver si la temperatura nocturna podría influir en la salud del sueño de los preadolescentes y cómo”, explica a Univadis España Esmée Essers, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.
Mejor adaptación al calor de los españoles
Las temperaturas nocturnas más altas se asociaron con una reducción en el tiempo total de sueño de los preadolescentes holandeses pero no en los preadolescentes españoles, ¿por qué esta diferencia?
“Esto puede parecer sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que en España las temperaturas son más altas (la temperatura media nocturna en la Generación R fue de 10,2 º C y en INMA de 13,4 º C).
Algunas explicaciones de por qué podría haber sucedido esto son: en primer lugar, que nos falta información sobre la salud del sueño durante los meses más cálidos del verano en la cohorte española, por lo que podríamos estar subestimando el impacto de la temperatura sobre el sueño en el estudio INMA.
Además, planteamos la hipótesis de que en la cohorte española los preadolescentes podrían estar más adaptados o aclimatados a un aumento de temperatura durante la noche”, explica la científica.
Según señala, esto podría deberse a adaptaciones de comportamiento (siestas, horarios escolares ajustados) o adaptaciones estructurales, es decir, las casas se construyen para soportar el calor mejor que en los Países Bajos, algo que se refleja en un artículo publicado recientemente en los Países Bajos.
“Por lo tanto, tal vez los preadolescentes holandeses simplemente no estén lo suficientemente adaptados a las temperaturas más cálidas, por lo que su cuerpo responde fisiológicamente y esto altera el ciclo de sueño-vigilia durante la noche”, recalca.
Estrategias para mejorar el sueñoTener una mala salud del sueño constante puede provocar multitud de efectos adversos sobre la salud. Según la American Heart Association los riesgos relacionados con la falta de sueño van desde depresión y obesidad hasta estrés.
El sueño es un pilar crucial del bienestar general, es importante tanto para el funcionamiento diurno a corto plazo como para la salud a largo plazo, especialmente para las poblaciones más jóvenes. Lamentablemente, muchos adolescentes en Europa no duermen lo suficiente durante la noche”, señala Esmée Essers.
Entre las estrategias que propone la investigadora en el contexto del cambio climático y de la exposición al calor están las intervenciones individuales y sociales. “A nivel individual, mientras aumente la conciencia y la preparación para la exposición al calor, podremos protegernos de la falta de sueño.
Por ejemplo, técnicas de enfriamiento relativamente simples, como ropa de cama adecuada, elección de ropa y uso de ventiladores, pueden ayudar a enfriar el cuerpo y garantizar una buena noche de sueño.
No necesariamente quiero promover el aire acondicionado, ya que su uso es un poco controvertido en el contexto del cambio climático, ya que utiliza mucha energía y, paradójicamente, contribuye a la producción de CO2 y a las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
A un nivel social, una implementación sería garantizar un aislamiento adecuado de las viviendas, tanto para los edificios existentes como para los futuros. Necesitamos asegurarnos de que estamos construyendo edificios para el clima del futuro, teniendo casas que puedan mantenernos calientes en invierno y frescos en verano”, concluye.
Fuente:
Univadis
Palabras clave: sueño, adolescentes, dormir, calor