Cómo la estimulación magnética transcraneal está ayudando a tratar el TEPT en un país marcado por el conflicto

Lviv, Ucrania — Noviembre de 2024. Mi despertador fue una sirena antiaérea. No era un simulacro. A las 5 de la mañana, la realidad del conflicto que atraviesa Ucrania irrumpía una vez más en la rutina de una ciudad que, aunque lejos del frente, no está a salvo de los efectos del asedio. Me encontraba en Lviv como parte de una misión convocada por Unbroken, una organización ucraniana que ofrece rehabilitación física y psicológica a civiles y veteranos afectados por la guerra con Rusia.

Mi objetivo era formar a equipos médicos ucranianos en una técnica terapéutica avanzada: la estimulación magnética transcraneal (TMS, por sus siglas en inglés). Este tratamiento no invasivo, avalado por la evidencia científica, ha demostrado eficacia para tratar diversos trastornos psiquiátricos, entre ellos el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Un país herido por dentro

El impacto psicológico del conflicto es abrumador. Millones de personas —combatientes, desplazados y civiles— han estado expuestas a traumas graves y sostenidos. Aunque las cifras exactas sobre prevalencia de TEPT son difíciles de obtener, el panorama clínico y testimonial en hospitales y centros de atención sugiere un problema masivo, con consecuencias duraderas para la salud mental de la población.

Las autoridades ucranianas y el personal de salud han desplegado una respuesta admirable, pero la capacidad del sistema de salud mental está en riesgo de colapsar. Por ello, se vuelve urgente incorporar intervenciones escalables, eficaces y sostenibles que puedan complementar la psicoterapia tradicional y los tratamientos farmacológicos.

TMS: una herramienta para reconstruir desde adentro

La estimulación magnética transcraneal representa una oportunidad. A través de pulsos magnéticos dirigidos a regiones específicas del cerebro, esta técnica modula la actividad neuronal y puede reducir significativamente los síntomas del TEPT. No es una panacea ni un sustituto de otros tratamientos, pero sí una valiosa herramienta adicional para quienes no han respondido a otras intervenciones.

Capacitar al personal médico de Unbroken fue una experiencia profundamente humana. Cada profesional, cada paciente, cada historia que escuché estaba teñida de pérdida, resiliencia y dignidad. En medio de la adversidad, la ciencia se convirtió en un puente de esperanza.

La reconstrucción más difícil

Ucrania está comprometida en una doble reconstrucción: de su infraestructura física y de su salud mental colectiva. La guerra deja cicatrices visibles e invisibles, y abordar ambas es imperativo. Incorporar tecnologías como la TMS en este contexto no solo representa un avance médico, sino un acto de justicia y compasión.

En los pasillos de Lviv, mientras las sirenas sonaban y los trenes seguían transportando heridos y refugiados, quedó claro que el trauma no termina con la última explosión. Pero también quedó claro que hay caminos hacia la recuperación. Y que, en medio del caos, la ciencia puede ser una forma de resistencia. 

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