En busca de los genes de la hibernación contra la obesidad o el alzhéimer

Artículo revisado por nuestra redacción
Despertarse y quedarse como nuevo. Eso sí, tras seis o siete meses durmiendo, o, mejor dicho, hibernando. Muchas personas ansían un sueño reparador cada noche. Pero sería aún más efectivo activar esos procesos genéticos que a osos, lemures, ardillas e incluso murciélagos les permiten pasar meses sin comer ni beber, sin que sus músculos se atrofien.
En ese tiempo, su organismo sigue activo, pero al ralentí, con una temperatura corporal que desciende hasta casi alcanzar los cero grados, a medida que su metabolismo y su actividad cerebral se ralentizan hasta casi detenerse. Cuando salen de la hibernación, se recuperan de cambios peligrosos en su salud similares a los que se observan en la diabetes tipo 2, la enfermedad de Alzheimer y los accidentes cerebrovasculares.
Para sortear estas enfermedades, los científicos tratan de buscan en nuestro genoma esos mismos mecanismos que se regulan de forma distinta. Y la revista Science ha publicado dos investigaciones que han dado con pistas genéticas clave que sugieren que los superpoderes de los animales hibernantes podrían estar ocultos en nuestro propio ADN.
Además de señalar dónde están esos procesos y recogen claves para desbloquearlos. Esto abre la puerta al desarrollo futuro de tratamientos que podrían revertir la neurodegeneración y la diabetes, subrayan los autores de la Universidad de Utah (EEUU).
Según los investigadores, "existe la posibilidad de que, al comprender estos mecanismos, podamos encontrar estrategias para intervenir y ayudar con las enfermedades relacionadas con la edad y mejorar nuestra propia salud".
Hasta ahora, la mayoría de los cambios en el genoma asociados con la hibernación parecían "romper" la función de fragmentos específicos de ADN, en lugar de conferir una nueva función. Esto sugiere que los animales hibernantes pueden haber perdido las restricciones que, de otro modo, impedirían una flexibilidad extrema en la capacidad de controlar el metabolismo.
En otras palabras, es posible que el "termostato" humano esté bloqueado en un rango estrecho de consumo energético continuo, explican los investigadores.
En el caso de los animales hibernantes, es posible que ese bloqueo haya desaparecido.Los hibernantes pueden revertir la neurodegeneración, evitar la atrofia muscular, mantenerse sanos a pesar de las fluctuaciones masivas de peso y mostrar un envejecimiento y una longevidad mejorados.
"Los seres humanos ya tenemos la estructura genética", afirma Susan Steinwand, investigadora científica en neurobiología y anatomía en la Universidad de Utah Health y primera autora de uno de los trabajos a través de una nota. "Solo tenemos que identificar los interruptores que controlan estos rasgos hibernantes". Al aprender cómo hacerlo, los investigadores podrían ayudar a conferir una resistencia similar a los seres humanos.
Para Chris Gregg, doctor en Filosofía, profesor de Neurobiología, Anatomía y Genética Humana en la Universidad de Utah Health y autor principal de las investigaciones asegura, en un comunicado, que "existe la posibilidad de que, al comprender estos mecanismos relacionados con la hibernación en el genoma, podamos encontrar estrategias para intervenir y ayudar con las enfermedades relacionadas con la edad".
Fuente:
Diario Médico
Palabras clave: obesidad, alzheimer, hibernación