La combinación dieta mediterránea - actividad física reduce el inicio de tratamientos farmacológicos psiquiátricos

Artículo revisado por nuestra redacción
Una dieta equilibrada y hacer ejercicio de forma regular es muy beneficioso para la salud. Esta afirmación no es ninguna novedad, está ampliamente respaldada por la evidencia científica disponible. Partiendo de esta premisa, un equipo de investigadores de varios centros españoles liderados por el Instituto de Investigación del Hospital del Mar (HMRIB) y la Facultad de Ciencias de la Salud de Blanquerna-Universitat Ramon Llull, estudió la relación entre la adherencia a la dieta mediterránea y la actividad física con el inicio de la prescripción de las tres principales medicaciones psiquiátricas, los antidepresivos, los ansiolíticos y los antipsicóticos, y también en el de anticonvulsivos, vinculados a enfermedades neurológicas.
Los resultados de este trabajo, basados en datos del estudio PREDIMED (PREvención con DIeta MEDiterránea), se publicaron recientemente en la revista Age and Ageing y muestran que seguir los principios de la dieta mediterránea y hacer ejercicio físico se vincula a un menor inicio de tratamiento con estas medicaciones psiquiátricas.
Un resultado no esperado
PREDIMED es un análisis observacional y prospectivo. En concreto, se trató de un ensayo clínico multicéntrico, aleatorizado y controlado, realizado en España entre 2003 y 2010. Su objetivo principal fue evaluar los efectos de una intervención dietética basada en una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra y frutos secos mixtos, en comparación con una dieta control baja en grasas, sobre la prevención primaria de eventos cardiovasculares mayores.
Sin embargo, “también se recogieron otras informaciones, entre ellas las relacionadas con el consumo de psicofármacos y antiepilépticos, lo que nos llevó, pese a no ser expertos en este campo, a estudiar si había alguna relación entre la adherencia a la dieta mediterránea y la realización de ejercicio físico con la iniciación en el consumo de estos productos farmacológicos”, puso en contexto para Univadis España el Dr. Álvaro Hernáez, investigador del HMRIB y del área de Enfermedades Cardiovasculares del CIBER (CIBERCV), y profesor de la Facultad de Ciencias de la Salud Blanquerna-Universitat Ramon Llull.
Fue, por lo tanto, un estudio secundario con unos resultados inesperados: “Nos sorprendió mucho la magnitud de las asociaciones que encontramos, sobre todo las referentes a la dieta mediterránea”, continuó el investigador del HMRIB.
El estudio en númerosDado que el objetivo principal de PREDIMED fue evaluar los efectos de la dieta mediterránea sobre la prevención primaria de eventos cardiovasculares mayores, los participantes fueron mujeres (de 60 a 80 años) y hombres (de 55 a 80 años) sin enfermedad cardiovascular en el momento de la inclusión, que presentaban diabetes tipo 2 o al menos tres de los siguientes factores de riesgo: hipertensión, concentraciones elevadas de colesterol de lipoproteínas de baja densidad (LDL), niveles bajos de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL), sobrepeso, tabaquismo y antecedentes familiares de cardiopatía coronaria prematura.
Para la realización de este estudio, se utilizaron los datos del PREDIMED como una cohorte prospectiva observacional. Para ello, se ajustaron todos los análisis por grupos de intervención.
De los 7.447 participantes del PREDIMED, se excluyeron los participantes sin datos basales sobre adherencia a la dieta mediterránea (22), sin datos del cuestionario de frecuencia alimentaria (39), que presentaban valores atípicos en la media longitudinal de adherencia a la dieta mediterránea (14) o en la media longitudinal de actividad física en el tiempo libre (39), sin datos sobre uso de medicación (328) y los que consumían antidepresivos (795), ansiolíticos (1.076), antipsicóticos (115) o anticonvulsivos (133) en el momento de ser reclutados para PREDIMED.
“Es muy importante recalcar la exclusión de los participantes que estaban recibiendo estos tipos de tratamiento farmacológico al momento de enrolarse en PREDIMED ya que en este trabajo analizamos cuál era el impacto sobre el inicio del consumo de estos fármacos, no sobre su consumo en sí.
Este estudio sería muy interesante porque sería razonable observar una disminución en el consumo de estos cuatro tipos de medicación en individuos que sigan la dieta mediterránea y/o hagan ejercicio físico de forma regular, pero no lo hemos analizado”, quisó aclarar el Dr. Hernáez.
Por lo tanto, en este estudio participaron en concreto un total de 5.940 – 6.896 participantes (edad media 67 años; 58 % mujeres) en riesgo de enfermedad crónica (el 14 % eran fumadores, el 45 % presentaban sobrepeso y el 47 % obesidad), a los cuales se les hizo seguimiento de 4,2 – 4,7 años. Durante este periodo, el 7,9 % de los participantes empezaron a tomar antidepresivos, el 8,8 % ansiolíticos, el 1,1 % antipsicóticos y el 2,8 % anticonvulsivos.
Descensos observados y posible justificaciónLos resultados mostraron que cada punto adicional en la adherencia a la dieta mediterránea, (escala de 0 a 14), se asoció con una menor iniciación de antidepresivos, un 28 % menos, de ansiolíticos, una disminución del 25 %, y de antipsicóticos y de anticonvulsivos, ambos con un 23 % menos.
Las asociaciones para ansiolíticos y anticonvulsivos fueron especialmente marcadas en los niveles bajos de adherencia a la dieta mediterránea.
En cuanto a la relación entre la realización de actividad física y la iniciación de antidepresivos y ansiolíticos, esta fue lineal en los valores más bajos (0 – 150 equivalentes metabólicos de tarea-minuto al día -METs-min/día-).
A partir de 150 METs-min/día, cada aumento de 20 METs-min/día se asoció con un 20 % menos de riesgo de iniciar antidepresivos y un 15 % menos de iniciar ansiolíticos. La asociación con los anticonvulsivos fue lineal a partir de los 20 METs-min/día y no se encontraron asociaciones para los antipsicóticos.
La combinación de una alta adherencia a la dieta mediterránea (≥ 10) y la realización de actividad física elevada (≥ 150 METs-min/día) redujo el inicio de tratamiento con fármacos psicoactivos entre un 41 y un 59 %. En concreto, el 59 % en antidepresivos, el 46 % en ansiolíticos, el 55 % en antipsicóticos y el 41 % en anticonvulsivos.
Resumiendo, “las asociaciones son más fuertes cuando se pasa de un seguimiento bajo de la dieta mediterránea a iniciarse en ella y de no hacer actividad física a empezar a hacerla", detalló el Dr. Alvaro Hernáez.
Estos resultados se pueden atribuir a diversas causas, de entre las que el investigador del CIBERCV destacó: “La dieta mediterránea aporta grasas saludables, fibra y antioxidantes, y supone una reducción del consumo de carnes procesadas.
Esto induce cambios metabólicos, reduce el estrés oxidativo y la neuroinflamación, mejora la función de los neurotransmisores y otros factores, como modificaciones epigenéticas positivas del ADN, lo que se traduce en impacto positivo en la integridad del sistema nervioso central”.
Por su parte, la actividad física “también es beneficiosa en términos de estrés oxidativo, mejora la integridad del sistema nervioso central, etc.”, continuó el Dr. Hernáez
Aplicación en la práctica clínica y futuros pasos
Este trabajo destaca la importancia de explorar enfoques complementarios a los farmacológicos en salud mental, poniendo de relieve los beneficios de seguir una dieta saludable y de la actividad física para mejorar el estado de salud en mayores de 65 años.
Sin embargo, “a día de hoy, en las consultas de salud mental el estilo de vida sigue sin tenerse lo suficiente en cuenta, por lo que se tiende a medicalizar más de lo que sería deseable, aunque también es cierto que poco a poco se va mejorando. Por ello, dar a conocer los resultados obtenidos en nuestro estudio sería muy útil en la posible mejora de la práctica clínica de las enfermedades psiquiátricas”, reflexionó el Dr. Alvaro Hernáez.
Para poder avanzar en este camino, “el siguiente paso que nos planteamos es empezar un ensayo clínico aleatorizado desde cero con cohortes más heterogéneas para evaluar la efectividad de la dieta mediterránea y de la actividad física para ayudar a prevenir patologías como la depresión, la ansiedad, trastornos psicóticos o convulsivos. Por ello, estamos en búsqueda activa de financiación para poder llevarlo a cabo”, concluyó el investigador del HMRIB.
Secunda la necesidad de este ensayo clínico el doctor en nutrición por la Universitat Rovira i Virgilí Martí Juanola, experto ajeno a este trabajo, el cual tiene para él un punto débil: “Con los datos actuales no queda claro si hay una relación causa efecto entre la dieta mediterránea y el ejercicio físico con la disminución del riesgo de iniciar tratamiento psiquiátrico farmacológico.
Podría ser también perfectamente válido que aquellas personas con menor riesgo de iniciar tratamiento psiquiátrico farmacológico sean más propensas a tener una mayor adherencia a la dieta mediterránea y a hacer ejercicio físico.
Por ello, el ensayo clínico que propone el investigador responsable me parece indispensable para poder extraer conclusiones que puedan ser de utilidad para la práctica clínica”.
Fuente:
Univadis
Palabras clave: dieta mediterránea, actividad física, deporte, tratamiento farmacológico