Una actualización sobre los efectos conductuales y neurobiológicos del consumo de cannabis en adolescentes

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Autor/autores: Yasmin L. Hurd
Artículo revisado por nuestra redacción
La convergencia entre el inicio temprano, el aumento en la potencia de los productos y su amplia disponibilidad ha transformado el panorama contemporáneo del cannabis, generando una creciente preocupación sobre su impacto en la salud mental de los adolescentes. Investigaciones traslacionales, que integran estudios longitudinales con neuroimágenes en humanos y modelos animales,...
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La convergencia entre el inicio temprano, el aumento en la potencia de los productos y su amplia disponibilidad ha transformado el panorama contemporáneo del cannabis, generando una creciente preocupación sobre su impacto en la salud mental de los adolescentes. Investigaciones traslacionales, que integran estudios longitudinales con neuroimágenes en humanos y modelos animales, ofrecen evidencia contundente de que el consumo de cannabis—especialmente de productos con altas concentraciones de tetrahidrocannabinol (THC) y su uso frecuente—puede alterar el desarrollo cerebral y el comportamiento adolescente.
Esta vulnerabilidad es especialmente crítica en trayectorias que conducen a psicosis, esquizofrenia y trastorno por consumo de cannabis, además de aumentar el riesgo de ansiedad y depresión. Aunque no todos los adolescentes que consumen cannabis sufrirán consecuencias negativas, un subgrupo vulnerable puede enfrentar efectos duraderos. Esta realidad subraya la urgente necesidad de campañas de educación pública específicas y de investigación clínica innovadora que permita mitigar los efectos perjudiciales del cannabis.
A pesar de los riesgos, los hallazgos neurobiológicos emergentes ofrecen una nota esperanzadora: no todos los cambios cerebrales inducidos por el cannabis persisten en la adultez. Los mecanismos epigenéticos implicados en los efectos a largo plazo del THC sugieren que algunas alteraciones neuronales y conductuales podrían ser reversibles. Dado que el cerebro adolescente posee una alta plasticidad, este cuerpo de evidencia apunta a una ventana crítica para la prevención e intervención temprana, capaz de modificar el curso de la psicopatología relacionada con el cannabis y fomentar un desarrollo más resiliente.
En conjunto, estos hallazgos destacan la necesidad de equilibrar el discurso público sobre la legalización y el acceso al cannabis con una conciencia basada en evidencia sobre sus riesgos potenciales en la adolescencia. A través de una combinación de intervenciones preventivas, seguimiento neuropsicológico y políticas educativas adaptadas, es posible reducir el impacto negativo del cannabis y promover un desarrollo saludable en la población juvenil.
Resumen modificado por Cibermedicina
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