La importancia de la salud mental en las relaciones sexuales

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Autor/autores: Rafael Aragon Arroniz
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Artículo revisado por nuestra redacción
La sexualidad humana no se limita al funcionamiento biológico o a los estímulos físicos. Es una experiencia compleja y global que involucra el cuerpo, la mente, las emociones, los vínculos y la historia personal. Por ello, hablar de salud sexual sin tener en cuenta la salud mental es un enfoque incompleto.
Numerosos estudios en psicología clínica y sexología han demostrado que el estado emocional y psicológico de una persona influye directamente en la calidad, la frecuencia, la satisfacción y el deseo sexual. La ansiedad, la depresión, el estrés crónico, los traumas no resueltos o los trastornos del estado de ánimo pueden interferir de forma significativa en la vida sexual, tanto en la vivencia individual como en las relaciones de pareja.
¿Cómo influye la salud mental en la función sexual?
El deseo sexual no surge de forma automática ni mecánica. Requiere disponibilidad emocional, seguridad interna y una conexión auténtica con uno mismo y con el otro. Los trastornos mentales o el malestar psicológico actúan como inhibidores del deseo y del disfrute, incluso cuando fisiológicamente existe un buen funcionamiento.
Algunas implicaciones frecuentes son:
Ansiedad: puede generar pensamientos anticipatorios negativos (“no voy a poder”, “voy a fallar”), bloqueos físicos (eyaculación precoz, disfunción eréctil) y desconexión emocional.
Depresión: afecta directamente al deseo sexual, disminuye la energía, la autoestima y la capacidad de experimentar placer (anhedonia).
Estrés: incrementa la producción de cortisol, lo que interfiere con las hormonas sexuales como la testosterona y afecta el ciclo de respuesta sexual.
Trastornos del estado de ánimo o trauma: pueden generar evitación del contacto íntimo, rechazo al cuerpo o disociación durante el encuentro erótico.
Una revisión publicada en Journal of Sexual Medicine (2020) subraya que más del 40% de los pacientes con trastornos de salud mental presentan alteraciones sexuales asociadas. El mismo estudio advierte que muchas veces estas dificultades no son consultadas ni tratadas por vergüenza o por la falsa creencia de que “son normales” o “inevitables”.
Salud sexual y psicoterapia
La intervención psicológica orientada a la salud sexual no solo se centra en “recuperar el deseo” o resolver una disfunción. Acompaña al paciente en un proceso más profundo: identificar cómo piensa, siente, imagina y se vincula con su propia sexualidad.
Desde un enfoque integrador, el tratamiento puede incluir:
Reestructuración cognitiva de creencias erróneas sobre el sexo, el cuerpo o el rendimiento.
Regulación emocional y manejo de la ansiedad.
Trabajo sobre el cuerpo, el deseo y el erotismo desde el respeto.
Mejora de la comunicación íntima en la pareja.
Intervención en traumas sexuales o emocionales previos.
La sexología clínica, avalada por organismos como la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) o la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), sostiene que una sexualidad saludable es un derecho humano y un componente esencial del bienestar mental.
¿Y qué papel tienen los suplementos y ayudas naturales?
En algunos casos, puede ser útil incorporar medidas complementarias que apoyen el tratamiento psicosexual, especialmente cuando el impacto emocional genera síntomas físicos como falta de excitación, dificultades con la erección o baja energía sexual.
Aquí es donde ciertos suplementos alimenticios o productos de herbolario pueden tener un rol de apoyo, siempre bajo supervisión profesional. Algunos están formulados con ingredientes como ginseng, maca, L-arginina o zinc, asociados a una mejor circulación sanguínea, regulación hormonal y mayor energía.
En este contexto, es común encontrar productos etiquetados como pastillas erección, formulados para mejorar la respuesta eréctil o el rendimiento. Es importante destacar que estos productos no deben usarse como sustituto de una evaluación profesional, sino como complemento en un abordaje integral que contemple también lo psicológico, relacional y emocional.
Estrecha relación entre salud mental y sexualidad
La salud mental y la salud sexual están profundamente interrelacionadas. El cuerpo puede responder, pero si la mente no está disponible, conectada y en calma, la experiencia sexual puede verse empobrecida o incluso volverse fuente de malestar.
Como profesionales de la psicología y la sexología, es fundamental seguir promoviendo un enfoque que entienda la sexualidad desde el cuidado emocional, la autoescucha, la libertad de expresión del deseo y el acompañamiento respetuoso. Porque no se trata solo de funcionar: se trata de sentir, de conectar y de disfrutar con autenticidad.
Palabras clave: salud mental